
¿Qué aprendí durante todos esos años? Como jugador de baloncesto, pasé por un proceso de maduración. Al inicio creía que el mejor era el que metía todos los puntos, el que hacía la jugada de lujo para recibir los aplausos. Luego me fui dando cuenta que era parte de un equipo, que teníamos un objetivo común y nuestro esfuerzo y sacrificio serviría para eso. Aprendí a ser puntual (gestión del tiempo) a manejar mis horarios para llegar a tiempo a las prácticas. Aprendí a ser tolerante con mis compañeros de equipo, sobre todo los que tenían menos habilidades (no fue fácil). Valores como la responsabilidad, alegría, servicio, respeto han sido claves en el deporte pero también en mi desempeño en la empresa y ahora como consultor.
Sobre liderazgo, el baloncesto me permitió descubrir con la ayuda de mi entrenador, que la autogestión es necesaria para alcanzar las metas y que la confianza es primordial para lograr resultados en el menor tiempo. Sin darme cuenta, he descubierto que la innovación la tuve presente siempre, en cada jugada que aprendía y en la forma de aplicarla en los partidos. Hoy hago lo mismo pero en el mundo de la capacitación, en cada viaje, en cada curso siempre hay algo que aprendo y trato de incorporar a mi metodología de trabajo y eso me ha dado muy buenos resultados.
Las personas que amamos el deporte, sentimos la necesidad de experimentar ese cansancio, esa fatiga, es la mejor manera de aliviar el estrés. De igual forma cada sesión de capacitación, implica dejar todo “en la cancha”… perdón en la sala. Terminar una sesión donde apliqué dinámicas me produce la misma sensación. Ganar o perder son las opciones que conocí en el baloncesto, diría que aprendí mucho más de las derrotas, de las caídas y la frustración que me ocasionaba, hoy eso me ayuda a manejar la gestión de venta, a no darme por vencido… ¿cómo que no hay vínculo entre el deporte y la empresa?
En mi experiencia como consultor, puedo afirmar que la integración de equipo y el servicio al cliente son unos de mis temas favoritos. El trabajo individual podría parecer menos complicado. Por ejemplo yo podría hacer lanzamientos de manera individual y seguro que cada vez lo haría mejor, sin embargo cuando soy parte de un equipo, dependo de como me sienta, me refiero a las relaciones interpersonales, si recibo o no el pase de balón de mis compañeros… y ahí empiezan las dificultades. Cuando trabajamos dinámicas de grupo, es interesante observar el proceso para identificar los comportamientos de los miembros; la energía y el espíritu que se evidencia son las señales para augurar un buen resultado. Será complicado trabajar en equipo, sino se ha integrado debidamente a los miembros y ello implica reforzar la comunicación, la coordinación, la colaboración, compromiso y confianza.
Cuando pienso en el servicio al cliente, en este caso interno, lo asocio a dar un buen pase al compañero, en el campo, a tratarlo bien a reconocer su talento y como consecuencia de esto podemos dar un buen espectáculo a nuestros hinchas, en la empresa serian los clientes. La inteligencia emocional en el deporte te puede evitar expulsiones, suspensiones; en la empresa un despido o ser etiquetado como persona no grata. Las personas que han logrado manejar inteligentemente sus emociones son las que se “codean” con el éxito y creanme que no lo lograron de la noche a la mañana, el secreto es practicar, como lo hacen los mejores jugadores.
Si le quedaron dudas sobre los vínculos sobre el deporte y los temas de la empresa que abordo en mis capacitaciones, lo reto a un encuentro y las despejamos… puede ser en la cancha o en cualquier sala… usted decide.